Regar las plantas de interior podría parecer una tarea muy simple a realizar, pero detrás de esa operación pueden esconderse dificultades inesperadas. Sin embargo, con cierta prudencia realizaremos un buen trabajo sin caer en errores que podrían seriamente dañar a nuestras plantas restándoles automáticamente la posibilidad de crecer fuertes y con buena salud.
Lo primero y más importante a tener en cuenta resulta es, sin duda, identificar cuando la planta necesita una operación de riego. Cabe recordar que las malas costumbres serán las primeras causas de muerte para las plantas de interior. Además otros factores que resultarán fundamentales en este caso serán, por un lado, las dosis de agua aplicadas, y por el otro, las modalidades de suministración; en esta última tarea será importante tanto la frecuencia como la cantidad aplicada. De hecho, en muchas ocasiones el éxito de esta operación depende de cómo cuidamos este detalle.
Hablando en general podemos afirmar que resulta mucho mejor regar en pequeñas dosis y con diferentes repeticiones, en vez de suministrar grandes cantidades esporádicamente. Actuando con este método vamos a permitir que el suelo pueda absorber de forma justa el agua, para luego dejar secar poco a poco el terreno.
Antes de empezar a profundizar en el tema del riego de las plantas de interior enumerando las soluciones y los posibles métodos, vamos a comentar unas consideraciones sobre la importancia del agua en la vida de una planta. Efectivamente, este elemento se puede definir como el recurso más importante de toda la humanidad, siendo imprescindible para el planeta.
En cualquier tarea que decidimos realizar, encontrar el momento más adecuado será un elemento a tener en cuenta, y en el caso de las soluciones para el riego de las plantas de interior este detalle podría resultar hasta crucial. El suministro de agua se debería realizar preferiblemente durante la mañana o en las últimas horas de la tarde, para evitar cambios térmicos totalmente innecesarios, causantes en ocasiones de evaporaciones demasiado intensas.
Si la planta en cuestión recibe los rayos solares de manera directa será mejor actuar al atardecer, para tratar de evitar el “efecto lente” que podría hasta quemar las hojas. Además, si la situación climática es bastante extrema por altas temperaturas, sería recomendable vaporizar agua en la copa de las planta utilizando, si posible, agua desmineralizada para evitar quemarla.
Como decíamos antes, para el correcto riego de las plantas de interiores las cantidades de agua utilizadas y la frecuencia aplicada son básicas.
Vamos ahora a realizar una pequeña lista de las posibles técnicas de riego para conocer mejor este quehacer crucial para la vida de una planta:
Para implementar esta técnica tenemos que verter directamente el agua sobre el sustrato, utilizando una herramienta adecuada como una regadera con el cuello estrecho. En este caso será un buen consejo tratar de poner particular atención en la operación para evitar que el agua pueda caer directamente sobre las hojas, ya que las dañaría
En este otro caso la acción a realizar será el contrario de la recién mencionada, consistiendo en llenar de agua el platillo debajo de la maceta. De esa forma dejaremos que nuestra planta pueda absorber, a través de los agujeros de drenaje, la cantidad necesaria en los momentos necesarios. Más tarde, tras haber cuidadosamente controlando el estado del sustrato, procederemos a la eliminación de los residuos hídricos innecesarios que podrían dañar la planta.
Para utilizar ese método para el riego de plantas de interior deberíamos colocar el tiesto directamente dentro de un recipiente lleno de agua. Tras un rato corto (10- 15 minutos) quitaremos el tiesto del agua. La operación siguiente será la de dejar escurrir la planta, para eliminar el exceso de agua. Se trata del mejor método para aquellas plantas colocadas en macetas o en tiestos pequeños, siendo también una especie de remedio para recuperar una planta que sufrió una excesiva exposición al calor sin suministro de agua, que inevitablemente la ha llevado a secarse. Podría parecer por su aspecto que es irrecuperable, pero con este método de riego por inmersión, algunas plantas logran sobrevivir; así que si te encuentras en esta tesitura, siempre prueba este método antes de tomar la última y definitiva decisión. También es la manera más adecuada de regar orquídeas, una planta muy sensible a los cambios de temperatura y al exceso de agua.
– La manera más rápida y habitual para saber si una planta necesita agua se realiza con una operación bastante simple: insertando nuestros dedos en la tierra en una profundidad de 2 centímetros. Si el sustrato está húmedo, no regaremos para evitar el exceso de humedad, ya que las raíces podrían pudrirse o activar la formación y proliferación de moho u hongos.
– Hablando del agua a utilizar para el riego de plantas de interior, la temperatura perfecta será aquella ambiental, e incluso, si el tiempo y la situación lo permiten, valerse de agua de lluvia resultará una operación muy sabia e interesante. Como alternativa podemos llenar la regadera directamente desde el grifo y dejar reposarla algunas horas para que los rastros de cloro o caliza, ya que resultarían nocivos para las plantas.
– Reflexionando sobre a la edad de nuestras plantas es interesante saber que las más jóvenes de edad preferirán la técnica de riego desde arriba, mientras en el momento que cuando las mismas llegan a desarrollarse, será posible regarlas mediante el método de los platillos con agua, siempre y cuando el vegetal en cuestión no sea particularmente sensible a los estancamientos de agua (recordemos el caso de las orquídeas).
– En invierno podremos ayudarnos de la naturaleza dependiendo de dónde nos encontramos. De hecho, si recogemos una pequeña cantidad de nieve y la fundimos a temperatura ambiental, el agua que obtendremos será perfecta para regar.
– Otro truco doméstico es aprovechar el agua de la cocina. Por ejemplo, cuando descongelamos pescado, el líquido obtenido será un perfecto fertilizante, y podremos utilizarlo fácilmente para el riego de las plantas de interior. Si hervimos verdura, el agua restante podremos utilizarla para regar las plantas. Efectivamente, esta agua contiene diferentes elementos químicos que proveen fortaleza a las plantas, como vitaminas o hierro.
– Otro consejo/remedio casero consiste en colocar las cascaras de los huevos en una jarra llena de agua tapada. Un vez hayan pasado 24 horas podremos utilizar el líquido para regar nuestra plantas, sin cometer el error de prolongar la inmersión de las cascaras por más del tiempo indicado, para no ser cómplices de la creación y propagación de olores desagradables en nuestra casa.
Fuente: thewifelife
A lo largo del año hay periodos donde por diferentes razones tendremos que alejarnos de nuestra casa impidiendo que podamos cuidar de nuestras plantas. Si son días sueltos de vacaciones, podremos colocar unos ladrillos en la bañera, para luego cubrirlos de agua posicionando las plantas encima de ellos. Esta clase de material absorbe el agua muy bien y la transmite a las plantas. De igual forma, mediante el mismo principio, podremos colocar unas toallas empapadas de agua en nuestra bañera, para luego posicionar los tiestos encima; de esta manera las plantas absorberán toda la humedad que necesiten.