Pensando en la casa perfecta, lo que no puede faltar es un buen jardín con césped que nos produzca sensación de relax. Imagina el olor y la paz en un día soleado cuando nos tumbamos sobre el césped a contemplar las nubes dejando que el estrés diario se aleje y que los pensamientos fluyan. Imagínate también disfrutando de una buena charla en compañía de amigos o familia. Para obtener este deleite cotidiano debes de cuidar adecuadamente de tu césped para que resulte muy verde, sano y mullido; todo un orgullo personal, ¿no crees?
Hablemos claro para lograr un buen resultado hay que aplicar un mantenimiento constante a lo largo del año. No es necesario utilizar una infinidad de productos químicos, sino una buena irrigación y un corte correcto, junto a una buena fertilización natural, serán más que suficientes.
Naturalmente hay que saber encontrar el tipo de hierba apropiada para cada terreno para no cargarnos de cuidados extras del césped. Si seleccionas adecuadamente tu clase de césped según el clima donde vives, el tipo de terreno y el uso que deseas hacer, el resultado será abrumador.
Entonces podemos resumir las características ambientales principales a tener en cuenta para cultivar nuestro césped:
Tras tener en cuenta estas importantes variables, sabremos cómo empezar a realizar un cuidado idóneo que logre un mantenimiento apropiado y nos lleve a un resultado exitoso.
Sin duda alguna el momento más apropiado para el riego del césped es temprano, por la mañana , así como al atardecer o incluso de noche. Actuando de esta manera el sol no evaporará el agua con el consecuente sufrimiento del engramado. Por supuesto, en las temporadas más calurosas hay que tener en cuenta todavía más ese factor. Es aconsejable, por lo tanto, regar muy temprano, dos horas después del amanecer como muy tarde. Obviamente hay también otra motivación importante detrás: El agua, además de limpiar el césped de posibles infecciones, elimina el rocío nocturno que se haya podido formar durante la noche.
Para saber exactamente la cantidad apropiada de agua hay que estudiar cuidadosamente la temporada en la que nos encontramos y, naturalmente, la clase de terreno que tenemos. Si estamos en un periodo con altas temperaturas, podemos decir que el promedio del consumo diario debería ser de 5-6 litros. Si contamos con un suelo arenoso, debemos regar con mayor cantidad, porque al ser más permeable, retendrá una medida de agua inferior. Al contrario, un terreno arcilloso necesitará un riego menor porque por su capacidad de retener una cantidad de agua superior.
En general cuando empezamos con el riego, debemos hacerlo de manera abundante, porque el contrario favorecería la posible aparición de enfermedades fúnguicas. Además, si la cantidad de agua no es la suficiente, las raíces resultaran más vulnerables, ya que crecerán más en superficie y, consecuentemente, estarán más desprotegidas por el enemigo número uno: El calor.
Si nos encontramos con céspedes en parte amarillos significa que el riego no ha sido suficientemente apropiado, y probablemente poco uniforme. es importante que sepas que hay una reserva de agua subterránea si el riego es idóneo. Aproximadamente a unos 20-30 cm. bajo la superficie debe de penetrar el agua para garantizar esa reserva que el césped puede utilizar cuando más lo necesite. En los momentos de sequía resulta ser un verdadero comodín y puede salvaguardar tu zona verde. Si contamos con esta reserva, en las temporadas de mayor sequía, las raíces buscarán agua más abajo, fortaleciendo la hierba y mejorando al mismo tiempo el crecimiento de la misma.
También debes tener en cuenta que si vienen días de fuerte viento se desperdiciará agua y, sobre todo, se producirá una distribución irregular del agua; así que sería aconsejable posponer el riego, salvo que sea estrictamente necesario.
Al mismo tiempo, hay que tener un especial cuidado para no exagerar las cantidades de agua y obtener el efecto contrario: que podría perjudicar a nuestro césped.
Objetivamente, si efectuamos un riego excesivo nos daremos cuenta enseguida. Si hace calor y el césped permanece húmedo o mojado todo el día significa que hay una excedencia hídrica.
También hay que recordar que en un terreno que no esté bien drenado podría formarse musgo. Tras este desagradable fenómeno hay que tener en cuenta otro factor: Si la cantidad de agua es excesiva se limitará automáticamente el crecimiento de nuevos tallos y la consecuente regeneración del césped.
En un caso de terreno suelto (no compactado) el agua no aguantará y bajará demasiado. Consecuentemente no podrá formarse la reserva hídrica mencionada previamente y las raíces no podrán alcanzar el agua. Como bien sabemos, dicha agua, sea en estado líquido o bajo forma de vapor, es un elemento necesario para vehicular todas las sustancias nutritivas para su desarrollo porque entra directamente en la composición de los tejidos. Así que en una eventual bajada excesiva en el terreno, arrastraría todos los nutrientes, hecho que implicaría automáticamente un aumento necesario de la fertilización. Asimismo, un riego superior al necesario favorece que surjan malas hierbas y malezas. Éstas poseen un sistema de raíces más fuerte que sí logra llegar a mayor profundidad aprovechándose de estas situaciones.
Si la tierra de nuestro césped sufre está compacta, impediremos que las raíces busquen su camino y lleguen al agua de reserva. Para contrastar este fenómeno existen varias técnicas, pero la más rápida y efectiva se llama aireado.
Dicha operación se practica extrayendo unos cilindros directamente desde la tierra con un diámetro de uno 20 mm aproximadamente y practicando unos cuantos agujeros por metro cuadrado. Ese procedimiento que se lleva a cabo con una maquina escarificadora (sea manual o de motor) debería ser realizado por lo menos una vez al año. Preferiblemente el momento más correcto para proceder con esta técnica resulta al final de verano, cuando empieza el otoño y las condiciones atmosféricas son más apropiadas.
Para muchos cortar el césped es una tarea necesaria solamente cuando el engramado resulta desordenado y desagradable a la vista. Se trata de lo más erróneo que podemos hace. ¿Por qué?
A la hora de cuidar tu césped debes de tener en cuenta que el corte de hierba es fundamental para su salud, y que hay unos cuantos parámetros a seguir que trasformarán tu zona verde en un espacio de gran belleza. Conocer las diferentes maneras de cortar el césped resultará fundamental para evitar posibles problemas.
Por estas razones, si queremos un césped fuerte, debemos regarlo, por lo menos, una vez por semana. Con esa frecuencia prevenimos que el terreno se quede demasiado seco. Por otro lado, podemos también recortar el césped a diario dejando los residuos directamente sobre el engramado, y así crear estiércol natural. Hay que recordar que para poder utilizar esa técnica necesitamos de una zona bastante ventilada para evitar la creación de moho.
Si queremos un césped al puro «estilo británico” deberíamos medir el corte y asegurarnos de que la hierba no supere los 3-4 centímetros. En verano, debido al calor, la medida debería ser algo superior para mantener el terreno más húmedo y fresco.
Como hemos aprendido hoy, cuidar el césped no deja de ser una tarea asequible para cualquiera siempre y cuando se tengan en cuenta todas las características ambientales. Un buen resultado depende del trabajo diario y de la atención con la que se efectúan las operaciones de corte y riego. Como bien sabemos, cada objetivo requiere de un esfuerzo y cuidados, así que con un poco de paciencia, buena voluntad y útiles consejos, como los que aprendimos hoy, tu césped se puede convertir en un gran orgullo personal.