Durante el verano los afortunados que tienen un jardín han podido disfrutar de las zonas verdes. ¿A quien no apetece tomar un aperitivo y luego cenar tal vez con amigos al aire libre? O quizás echar una cabezadita sobre una hamaca colocada entre dos árboles. Sentarnos por la tarde buscando la sombra y leer un buen libro, contemplando al mismo tiempo la vista de nuestro verde césped. Todo eso ha sido posible tras los cuidados que debemos ahora intensificar con la llegada de una nueva estación.
Si…ya llegó el otoño y con él sus colores que saben expresar aquella energía intensa, regalando a nuestras miradas un espectáculo sublime. El paisaje pasa repentinamente desde el verde del verano al amarillo, naranja y marrón…un multicolor precioso. Obviamente en esta época del año tras el disminuir de las horas de luz y de las temperaturas en el hemisferio norte, las hojas empiezan a caer desde los árboles y la vegetación empieza con su cambio. También nuestro césped está sujeto a los cambios en esta época, y si queremos cuidar de la manera más correcta nuestro espacio verde debemos utilizar unas cuantas medidas. Contrariamente a cuanto podemos pensar, en este periodo hay que trabajar bastante más para preparar nuestro césped en la nueva estación del año.
Unos de los primeros quehaceres para un correcto mantenimiento del césped resultará por lo tanto la irrigación. Como sabemos el agua en estado líquido, o bajo forma de vapor, es un elemento necesario para vehicular todas las sustancias nutritivas para el desarrollo de nuestro césped, ya que entra directamente en la composición de los tejidos. Por esta razón, bajo ningún concepto tenemos que desatender el suministro de agua, porque una eventual sequía otoñal provocaría automáticamente un probable deficiencia. Por otro lado también debemos recordar que un exceso de agua podría generar un efecto contrario y dañino, perjudicando nuestro césped. En efecto, con una cantidad de agua superior a la requerida podría ser la causa de una marchitez radical.
Si tenemos suerte y el tiempo nos acompaña, hasta noviembre nuestro prado verde seguirá creciendo, necesitando, en consecuencia, unas operaciones de corte. Todo esto evidentemente será posible si el sutil equilibrio entre lluvia y sol está equilibrado, regalándonos un césped hermoso. En esta etapa del año se aconseja vivamente un corte más limpio, evitando de utilizar cortacésped que suelten la hierba en el terreno.
A lo largo de los meses, los residuos vegetales y las hojas se depositan inevitablemente en el suelo. Este fenómeno crea una capa dañina para nuestro césped llamada fieltro, que a su vez es artífice de unos cuantos fenómenos bastantes nocivos. En efecto, el paso del agua y del fertilizante será dificultado. Mientras por otro lado se favorece la manifestación de enfermedades como los hongos.
Además, esta barrera limita de manera notable el intercambio de oxígeno, y asimismo reduce tanto el paso del agua como el da la luz del sol. En estos casos el resultado es evidente de tal modo que un césped con una mala irrigación, poco oxigenado y desnutrido tendrá una capacidad de fotosíntesis muy inferior. Y todo eso se trasforma en debilidad abriendo inevitablemente las puertas a las enfermedades.
recomendamos, por lo tanto, implementar una técnica evitar todos estos problemas: el Escarificado del césped. Así eliminaremos todos los residuos de tal forma que nuestra zona verde quedará libre. Para hacer eso debemos utilizar herramientas apropiadas como el rastrillo con dientes fijos, que nos ayudará en nuestra operación. Tras ello podemos proceder a airear nuestro terreno. Aquí necesitaremos de otra herramienta específica, que puede ser manual o a motor. Antes de esa operación se aconseja realizar un corte en nuestro césped, dejando una altura alrededor de los 3 centímetros. Procediendo con esta práctica realizaremos unos cuantos agujeros cilíndricos en la superficie de nuestro suelo. Estas cavidades deberán ser rellenadas con una mezcla de tierra ligera y arena. Esta técnica se llama top dressing, y gracias a ella vamos a originar las condiciones perfectas para la expansión de las raíces, y asimismo el drenaje del agua de lluvia y el de riego.
Por supuesto unos de los momentos más correctos para airear nuestro terreno es en otoño, porque previene la formación de fieltro mejorando la capacidad de absorción de agua.
Para una larga vida de nuestro césped en otoño no debemos olvidar fertilizar nuestro terreno. Aunque podría parecer un tarea ineficaz y totalmente inútil, esa técnica que pondremos en marcha antes del invierno resulta ser fundamental para el cultivo. Claramente aportar elementos nutritivos a nuestro terreno será el propósito de nuestra operación. En esta época del año se aconseja emplear unos fertilizantes específicos, que serán diferentes de los que utilizaremos en otras estaciones. En nuestro caso para tratar de hacer un buen trabajo precisaremos de agentes a base de fósforo y de potasio. El primero actúa directamente en las raíces fortaleciéndolas, además de ayudarlas en su desarrollo hacia la profundidad. Mientras el segundo elemento será útil cuando llegará el frío, en cuanto ayudará las hojas con las bajas temperaturas y las hará más duras.
Si el invierno es duro, con las precauciones tomadas, evitaremos daños en nuestro césped. Además con estos cuidados se pone en marcha una acción reguladora de los nutritivos.
En conclusión podemos afirmar que en otoño un césped para tener un aspecto correcto deberías ser corto, bien limpio y con un impecable grado de humedad. Hay que recordar que durante esta estación asistimos a los cambios de temperatura más grandes, por lo que los cuidados y las tareas marcarán el futuro de nuestro espacio verde.