Por fin ha llegado la primavera y con ella los días empiezan a largarse, las temperaturas ascienden y la naturaleza poco a poco se despierta de su letargo vegetativo. Pronto nuestro jardín será un tumulto de colores, y llegando la temporada de floración, habrá que arremangarse para realizar un correcto trabajo de preparación del jardín en primavera.
Por supuesto tenemos que disponer de todas las herramientas para cada tarea a ejecutar en el jardín. En este sentido tenemos que disponer por ejemplo de; tijeras, rastrillos, jarrones, platos, etc., que nos proporcionarán la posibilidad de realizar cada tarea de manera eficiente.
Sin duda, cuando la primavera empieza asomándose una buena limpieza rastrillando la parcela, descubrir las plantas tapadas, empezar las operaciones de poda, cultivar los flores de bulbo, poner en marcha el primer corte de nuestro césped, preparar nuestros cultivos y por supuesto desherbar pasillos y terrazas será muy recomendable.
Cuando llega la primavera decimos automáticamente adiós a las hojas muertas y secas, y por lo tanto debemos tratar de eliminar estos residuos innecesarios que podrían molestar en nuestro jardín o próximo cultivo.
Como sabemos, las malas hierbas, en algunos casos, llegan a apoderarse literalmente de nuestra parcela. Para proceder a su eliminación solo nos hará falta un rastrillo, que nos permitirá extirpar de raíz las malezas, lo mejor será el uso del deshierbador térmico Green Power. Esta herramienta ofrece gran comodidad a la hora de controlar las malas hierbas en los caminos de entrada, senderos y patios sin la necesidad de usar productos químicos.
Otra operación importante de limpieza a realizar en estas fechas consiste en eliminar hojas enfermas, que con presencia de hongos o esporas de hongos podrías perjudicar a nuestras plantas.
Otro detalle a tener en consideración es la presencia de algunos insectos que podrías dañar nuestra plantas. Por esta simple razón el uso de aceites o sustancias a base de cobre y azufre, desalentará la acción de estos pequeños seres, siendo al mismo tiempo un remedio útil en la agricultura biológica.
Una vez llevadas a cabo todas estas tareas, si es necesario, procederemos al corte de nuestro césped, para dejar respirar el terreno y de la misma manera, otorgar un sentido de orden a nuestro jardín.
Ya que la absorción de nutrientes por parte de los cultivos sucede principalmente hacia el final de la floración, entendemos lo importante que resulta poner en marcha estos cuidados durante la temporada anterior. Habrá que poner plantas y arbustos en la mejor condición posible para acumular reservas nutritivas, realizando irrigaciones y fertilizando también posteriormente a la recogida de los frutos de la tierra.
Por lo tanto no será necesario en este periodo del año desempeñar una fertilización antes de floración.
En el periodo de fin invierno e inicio de primavera la poda a menudo resulta una operación inteligente a realizar. Por lo tanto será necesario efectuar esta tarea según las diferentes clases de plantas, poniendo particular atención en controlar el periodo de floración, para decidir si posponer o no la poda.
Es además interesante recordar como en este tramo del año para obtener los mejores resultados, deberás cortar concretamente solo lo estricto y necesario. En esta época resultará también interesante (donde sea necesario) poner en práctica los injertos, sobre todo si se dispone árboles frutales.
Una de las cosas más importantes a tener en cuenta a la hora de sembrar en esta época del año es el clima cambiante. Efectivamente en esta temporada podemos todavía ser testigos de días donde el frío será excesivo. Por esta razón podemos utilizar las mantas de protección o simplemente colocar nuestras plantas en invernaderos para protegerlas de los agentes atmosféricos adversos que aún podrían manifestarse.
También se puede poner en marcha el traslado de las plantas al jardín o zona exterior.
Durante esta etapa del año para ser capaz de realizar una buena operación de riego en nuestro jardín, hay que tener en cuenta diferentes variables. La temperatura juegan un papel importante en este caso visto las diferencias entre un clima continental o mediterráneo. De la misma, hay que aplicar un pensamiento idéntico en el terreno al encontrar a menudo discrepancias sustanciales. Por ejemplo, un suelo arenoso necesitará un nivel de riego diferente con respecto a un terreno limoso, arcilloso o calizo.
En general se suele aconsejar el suministro de agua en las horas nocturnas para evitar el “shock térmico” que pueden sufrir las raíces. Pero en realidad muchos no tienen en cuenta que la presencia de una capa de agua sobre las hojas a lo largo de la noche, puede favorecer la proliferación de hongos. Por lo tanto la irrigación de nuestro jardín encontrará los momentos antes del amanecer como más adecuados, cuando la evaporación es inminente debido a la llegada del sol. De esa manera la cantidad de agua será suficiente sin mojar demasiado las hojas y evitando la aparición y proliferación de moho, hongos y enfermedades.
También será importante la frecuencia de riego. Suministrando agua de manera frecuente potenciaremos el correcto desarrollo de la planta en profundidad. Por esta razón, recomendamos el riego con intervalos de 2-3 días entre un aprovisionamiento y otro.