Cuando el sol se va y el primer frío de la mañana hace acto de presencia, algo indica que el otoño y el invierno nos visitarán. Es momento, pues, de preparar el jardín para esta época y debemos saber qué acciones son necesarias realizar. El objetivo: cambiar las plantas para que las nuevas crezcan mejor.

Trasplantar y plantar

El otoño es perfecto para el trasplante porque empieza a llover y la humedad facilita esta tarea. Es vital empezar a plantar aquellas especies aptas para el invierno o bien otoño. Se realiza en estos meses porque, tanto árboles como arbustos y otras plantas tiene el tiempo suficiente para aclimatarse al lugar y temperatura, justo antes de que llegue el duro frío del invierno.

La poda

Otra de las tareas que se suelen realizar en otoño en el jardín es la poda. Muchas hojas de los árboles han crecido y conviene podarlos para que se renueven. Crecerán con mayor vigor, no se helarán en invierno y las hojas no dejarán un manto en todo el jardín. Algo que, por otra parte, suele ser común en esta época del año: las hojas se caen y el color marrón y ocre tiñe los paisajes.

Abonar

Tras el verano, en el que hemos estado tranquilos, recogiendo frutos, llega el momento de volver a abonar la tierra. Para escoger el abono ideal es mejor asesorarse y leer adecuadamente las instrucciones del fabricante.

Cuidado con las plagas

Aunque menos, todavía es época de plagas, que pueden acabar con las plantas. Cuando las hojas están algo torcidas o de un color bastante diferente al original, puede ser señal de que hay pulgones u otros bichos que pueden destruir las plantas. Cuando los problemas persisten, aunque se apliquen los insecticidas adecuados, conviene pedir la ayuda de un profesional.

Retirar hojas y restos vegetales

Tal como apuntábamos, otoño dejará muchas hojas en el suelo. Es el momento de quitar restos de vegetales para que las hojas que se caigan no perjudiquen a otras especies que ya están plantadas. También removeremos el suelo.

El riego en otoño

A diferencia del verano, cuando es preciso un riego bastante continuado, el otoño, siempre dependiendo de las temperaturas de cada lugar, debe hacerse con menor frecuencia, pero hay que estar atentos a que todas las plantas tengan el agua necesaria.

Para ello, es aconsejable ir espaciando los riegos en el tiempo. Cuando hay menos humedad y el sol sigue brillando, se recomienda regar cada tres días aproximadamente, mientras que si llueve y nos encontramos con suelos más húmedos, lo haremos con menor frecuencia. Es momento de regular y programar el sistema de riego que uno tenga para controlar el agua y ahorrar.